Adquisición y transporte

Hoy en día es fácil encontrar hámsters rusos en cualquier tienda de animales. La ventaja de la tienda es la posibilidad de elección de los ejemplares. Antes de proceder a la compra, es conveniente observar cómo están alojados los animales. Si están amontonados en una jaula con poco espacio y suciedad, si no tienen agua a su disposición y si el único alimento que reciben son semillas de girasol, no es aconsejable realizar la compra.




Comprando el hámster a un criador (normalmente los criadores somos personas aficionadas a estos animalitos) o a una familia se tiene la ventaja de poder elegir y examinar los animales con tranquilidad, y además se tiene la posibilidad de contar con información detallada acerca de la fecha de nacimiento, el carácter del animal, la alimentación a la que está acostumbrado. Por otro lado, es más fácil encontrar ejemplares dóciles, porque están habituados a ser manipulados desde pequeños.


El hámster ruso (al igual que la mayoría de los hámsters enanos) viven mejor en pareja (lo cual constituye un problema si no se quiere que se reproduzcan), siempre con la condición de que la convivencia empiece cuando ambos animales todavía son pequeños. Si un hámster adulto está habituado a vivir solo, no dudará en atacar a cualquier otro ejemplar que le introduzcan en la jaula.
Los ejemplares de especies diferentes no deben tenerse juntos, ya que acabarían atacándose. Si se quiere tener varios hámsters juntos, estos pueden ser de diferentes procedencias con la condición de que sean jóvenes, para que se acostumbren a la presencia de los otros, o también se pueden elegir pequeños de la misma camada que hayan crecido juntos.
Los ejemplares deben ser preferiblemente macho y hembra. Dos machos adultos no son compatibles y posiblemente acabarán peleándose. Dos hembras es más probable que se entiendan, pero no hay que descartar la posibilidad de que se peleen. Naturalmente si se tienen dos hámsters del sexo opuesto es inevitable que se reproduzcan, por lo cual conviene saber qué se hará con la nueva camada. Si surgen disputas entre la pareja habrá que separarlos en jaulas individuales. Cuando un hámster está acostumbrado a vivir solo, ya nunca puede vivir con otro ejemplar, porque no tardaría en atacar. El breve periodo del celo constituye la única excepción en la que la hembra puede aceptar la presencia del macho en caso de que éstos, estén separados.

 

Estos son los factores más importantes a la hora de elegir un hámster. No hay que dejar que el vendedor elija un animal cualquiera, sino que hay que dedicar un tiempo a observar a los animales. Debemos tener en cuenta que los hamsters son nocturnos por lo tanto, es normal que pasen la mayor parte del día durmiendo y que al despertar, estén un poquito torpes pero después deben ser curiosos y atentos a lo que ocurre a su alrededor. Aconsejo que se eviten los animales que parezcan demasiado nerviosos o asustados.
Un hamster sano debe tener el manto tupido y limpio, sin caspa, costras o zonas peladas. Los ojos han de estar bien abiertos y limpios, y el pelo que los rodea no debe verse húmedo, ni presentar costras o mucosidades. La nariz también debe estar limpia, sin mucosidades ni costras. Si es posible, se puede comprobar (con o sin ayuda del vendedor) que los incisivos no falten o estén torcidos, porque el animal tendría dificultades para alimentarse. La zona próxima al ano ha de estar limpia y seca (el caso contrario puede indicar la existencia de diarrea, síntoma muy grave. También debe observarse que las patas tengan todos los dedos (4 delante y 5 detrás) y que el animal no esté ni delgado ni obeso.
Un hámster al que nunca han acostumbrado a ser manipulado por el hombre puede reaccionar mal cuando el vendedor lo coja en la mano y, aunque no es imposible domesticarlo en poco tiempo, es mucho mejor empezar con un animal que ya sea dócil y tenga buen carácter, especialmente para un niño, aunque los míos eran bien salvajes después de un tiempo se volvieron super dóciles.

 

La edad del hámster es un factor importante a la hora de realizar la compra. La edad idónea se sitúa entre las cinco y las diez semanas de vida. Los animales más jóvenes no estarán destetados correctamente y pueden tener problemas para alimentarse. Los que sobrepasan esta edad pueden ser difíciles de domesticar si han vivido en la tienda y no han sido acostumbrados a dejarse tocar.
Si se elegimos una hembra tendremos que fijarnos primero en la edad y después si está sola en el nido o convive con otras hembras, porque si vive con un macho, a la edad de dos meses ya puede haber sido fecundada, de manera que en un par de semanas podríamos encontrarnos con que no tiene un hámster, sino varios. 
Si se quiere solo un hámster la elección del sexo no es muy importante porque influye poco en el comportamiento del animal (aunque yo prefiero tener hembras).




EL TRANSPORTE A CASA

Después de haber elegido al animal que nos interesa, el comerciante lo introducirá en un contenedor adecuado. Si el viaje hasta casa es corto, puede bastar una pequeña caja de cartón, pero también podemos llevar nosotros una caja más fuerte, como por ejemplo una caja de zapatos, a la que le tendremos que hacer una serie de agujeritos para que entre aire al interior de ésta. Los hámsters no pueden dejarse mucho tiempo en estos contenedores. porque podrían roerlos hasta abrir un agujero y escapar.


Si el trayecto es largo, se pueden utilizar contenedores de plástico transparente especiales  para el transporte de animales, en los que estos pueden permanecer varias horas.


Es indispensable que en el momento de la compra tengamos una jaula preparada o que la compremos junto con el animal. Nada más llegar a casa deberemos prepararla, disponiendo la litera en el fondo, el agua y la comida en los recipientes y un poco de material para el nido.
Sólo resta introducir el animal (o los animales) en su nueva casa y vigilar un par de días.
Al principio el hámster se extrañará y deberemos dejarle un tiempo para que se ambiente y se tranquilice.
Al principio olfateará todos los rincones, correrá por todas partes y moverá los objetos de un lugar a otro. Pronto se ambientará en su nueva casa y podremos empezar a relacionarnos con él.