Reproducción, gestación y parto


El período de reproducción natural, en el cual se produce el apareamiento, abarca de abril a septiembre, aunque en estado de cautividad transcurre durante todo el año. La hembra, que alcanza su madurez sexual en torno a dos meses de edad, suele entrar en celo cada 4 días, si bien éste dura sólo unas horas. El celo es el periodo en el que los óvulos maduran en los ovarios y la hembra acepta aparearse con el macho. El celo dura pocas horas. si el apareamiento ha sido fértil, va seguido de la gestación. En caso contrario, al cabo de cuatro días la hembra vuelve a entrar en celo. El celo suele iniciarse al anochecer.
tienen una capacidad reproductora excepcional: alcanzan la madurez sexual con mucha precocidad, los periodos de gestación son muy cortos y seguidos, y en cada parto nacen muchos pequeños.



Aparear hámsters rusos es muy fácil ya que el macho y la hembra pueden vivir juntos sin ningún tipo de problema. Tengo que recordar que la pareja tiene que haber sido formada cuando ambos eran ejemplares todavía pequeños, y que, una vez adultos, no se puede sustituir ninguno de ellos, porque un adulto extraño sería agredido si fuera introducido en la jaula en la que ya viven otros dos ejemplares y a veces, aunque solo viva uno, puede ser atacado.

      

La madre puede tener un celo pocos días después del parto y quedarse preñada de nuevo, de modo que podrá tener una segunda camada mientras la primera está justo en la edad del destete. Si las crías ya comen y beben solas, es preferible separarlas, aunque todavía no hayan cumplido las tres semanas, antes de que la madre vuelva a parir. Puede ocurrir que la madre tenga varias camadas seguidas, con tres semanas de separación una de la otra. Seguidamente pasa por un periodo de "reposo" en el que no queda preñada durante un tiempo. Otras parejas tienen camadas esporádicamente, o una sola en toda la vida. No hay que dejar que tengas hijos entre parientes (hermanos, padre o madre) ya que pueden nacer ardillas con problemas genéticos. 
A partir de los 12 ó 14 meses de edad, la hembra es estéril.

GESTACIÓN Y PARTO

El período de gestación abarca de 18 a 21 días y el número de crías por parto suele ser de 4 a 6, pudiendo en ocasiones sobrepasar los 8, aunque raramente.



En estos animalitos es difícil determinar cuándo está preñada la hembra, porque su actividad y su aspecto no experimentan demasiadas variaciones, pero la hembra se vera mas inquieta, en mi caso esta mas activa, empezara a crear nidos, recolectara y guardara comida mas de lo común. Si el número de fetos es elevado, se puede observar un aumento de las dimensiones del abdomen.



A veces la hembra agrede al macho y lo echa del nido. Sin embargo, no es necesario sacar al macho de la jaula después del parto. El padre no ataca a los pequeños y a veces incluso llega a cuidarlos, les da calor, los limpia, los lleva al nido cuando se alejan. Se sabe que los cachorros han nacido cuando escuchamos en el interior del nido una especie de gruñiditos. Tenemos que recordar la necesidad de respetar la intimidad de la madre y de no caer en la tentación de tocar y espiar a las crías.



Las crías al nacer pesan unos 2 gramos. Son muy inmaduras, no tienen pelo (son completamente rosadas), tienen las orejas  y ojos cerrados, pero sí se pueden observar los incisivos. Al nacer ya tienen los bigotes. Pasados unos días aparece la pigmentación oscura del dorso y empieza a crecer el pelo. A los 5 ó 6 días empiezan a comer el alimento que les traen los padres al nido, a pesar de que todavía no ven. A los 12-14 días abren los ojos y empiezan a explorar la jaula si bien al principio los padres intentarán llevarlos al nido. Maman hasta las 3 semanas, y a las 4 semanas están destetados y completamente formados. A esta edad se separan de los padres.



Recien nacidos



6 dias


12-14 días



4 semanas

Cuando los pequeños hámsters empiezan a salir del nido es el momento idóneo para empezar a domesticarlos. Si se manipulan cuando todavía son muy pequeños, es muy probable que crezcan dóciles y con predisposición  para aceptar al hombre. Hay que empezar cogiéndolos unos instantes y acto seguido los colocaremos de nuevo en la jaula. Así entenderán que esta experiencia no tiene ningún peligro. Poco a poco alargaremos el tiempo que los tenemos en la mano, dejando que nos huelan y que pasen de una mano a otra. Tan pronto como den señales de impaciencia los volveremos a poner en la jaula, de tal modo que la experiencia en nuestras manos no sea nunca desagradable. También podemos ofrecerles un poco de comida; en poco tiempo aprenderán a subirse a las manos ellos solos. Tenemos que evitar los movimientos bruscos y los ruidos para no asustarlos.



Los recién nacidos que la madre rechaza o que han quedado huérfanos tienen muy pocas probabilidades de sobrevivir. Son muy inmaduros y es muy difícil criarlos artificialmente.
En el caso del hámster ruso se ha comprobado que hay madres que han aceptado crías de otras hembras. Para que sean adoptados es preciso frotar a los pequeños huérfanos con el material del nido para que se impregnen del olor, y seguidamente instalarlos junto con los otros pequeños mientras la hembra esté fuera comiendo.
Puede haber posibilidades de éxito con la lactancia artificial si los pequeños están próximos ya al destete, dándoles con cuenta gotas leche artificial para gatitos. La leche de vaca no es adecuada porque su composición es muy diferente de la del hámster, ya que la segunda, contiene cuatro veces más de grasas y el doble de proteínas que la primera.



Precauciones importantes:
Al igual que otros roedores, los hámsters pueden abandonar o matar a la camada si advierten en los pequeños algún olor extraño, como podría ser nuestras manos, o si se asustan o se sienten inseguros. No hay que molestar a la madre durante los últimos días de la gestación y, durante los diez días que siguen al parto, no se debe tocar a los pequeños.


En caso de que sea necesario coger una cría con la mano, por ejemplo porque haya caído fuera del nido y la madre no lo ha recuperado, es preferible cogerlo con un pañuelo de papel, o recogerlo con una cuchara, para no tocarlo directamente con las manos.


No se debe limpiar la jaula mientras la hembra esté amamantando a las crías y en caso de que fuera totalmente necesario limpiarla, no se debe limpiar el nido. 


La jaula se debe colocar en un sitio tranquilo y silencioso. Tenemos que recordar la necesidad de respetar la intimidad de la madre y de no caer en la tentación de tocar y espiar a las crías.


La hembra debe disponer de suficiente material para el nido: papel de cocina, papel higiénico, heno... Debe tener comida en abundancia y suplemento de proteínas: huevo duro, carne cocida, queso...


Tener la comida y el bebedero al alcance de los pequeños.

Si la madre se encuentra en malas condiciones higiénicas, falta de comida variada o agua, es frecuente que sacrifique (y llegue a comerse) a las crías.